Buenavista de Valdavia

- octubre 22, 2014

La fotoaventura de hoy nos lleva hasta tierras castellanas, en concreto a Buenavista de Valdavia, en la provincia de Palencia y pueblo natal de mi padre. Os dejo un link con lo que la wiki dice de el:

Buenavista de Valdavia

Siendo mi padre oriundo de allí es lógico que pasáramos los veranos en dicha localidad. Mi 1er recuerdo de allí es de una inmensa tromba de agua, que cosas guardamos en la mente y el siguiente recuerdo el ¿tu de quién eres? típico de las gentes de pequeñas localidades y que yo respondía con un inocente de mi padre y de mi madre... acto seguido adivinaban, ahhh tú eres el de Francisquillo, al parecer soy un calco de mi difunto Abuelo al que por desgracia no tuve tiempo de conocer.

Esos eran mis 1ºs recuerdos, aún intactos y nítidos en mi memoria desde 1975. Luego con el paso de los años he ido acumulando otros recuerdos como el olor a pueblo que emana de las chimeneas cuando aprieta el frio, la libertad y confianza con la que se vivía (podías dejar la bici todo el día donde fuera que ahí seguiría), las gélidas aguas del río cuando nos zambullíamos en ellas.... Pero sobretodo tengo 2 grandes recuerdos; el de cuando conocí a la que hoy es mi mujer y madre de mis hijos y el entorno.

Como mi vida familiar no está fotografiada, vamos a tratar ese 2º recuerdo que aún me hace disfrutar cada vez que me acerco a pasar unos días. Sus paisajes.

Siempre me ha gustado estar entre la naturaleza y la verdad me siento privilegiado por vivir en Bizkaia ya que tenemos un entorno natural envidiable. Pero cuando creces entre hormigón, hierro y carreteras cada vez más colapsadas y de repente accedes a Castilla algo pasa. Nunca he sabido explicarlo y ahora tampoco, pero pasar de un entorno a otro es como viajar en el tiempo.

Pasar del ritmo vertiginoso de la ciudad a la quietud del campo siempre ha sido una de mis mejores experiencias.

Siendo niño sólo íbamos al pueblo los veranos lo que hacía que el contraste aún fuera mayor. Como decía, siempre me ha gustado la naturaleza y siempre que podía me acercaba al monte, pero pasar de los caminos embarrados, montes empinados y laderas verdes con un cielo de un gris sempiterno al polvo del camino que recorre extensas planicies repletas de cereal dorado y culminado todo por un cielo azul de cuento, conseguía que mi mente soñadora de niño quedará marcada para siempre.

Otra cosa que llama la atención en estos pueblos es sus cielos por la noche. Con menos contaminación lumínica la cantidad de estrellas a percibir es significativa y tumbarse una noche de julio en mitad de la noche a contemplar el cielo es algo que debería ser obligatorio por real decreto.

Un clima tan extremo como el de la zona nos abre un abanico de posibilidades a los que gozamos con la fotografía de paisajes. Pasamos por los días soleados de un intenso azul en los cielos a días tormentos, de autenticas nevadas o amaneceres y atardeceres de tonos cálidos y púrpuras.